El viernes pasado, el FMI aconsejó también a los gobiernos elevar la edad jubilatoria. En un documento, advirtió a los países un posible colapso de los sistemas jubilatorios ante la «baja natalidad y un aumento de la longevidad». Según el estudio, las cajas previsionales no resisten y deben incrementar «la edad de jubilación, endureciendo las reglas para acceder, reduciendo el tamaño de las pensiones a través del ajuste en el cálculo de los beneficios».
«Con las políticas actuales el gasto público en pensiones aumentará en un promedio de entre 1 y 2,5 puntos del PBI en el año 2050, deprimiendo el ahorro público», agrega el documento, que en sus trazos principales ya había adelantado El Cronista.
El FMI instó a los países a «pensar bien los sistemas de pensiones» y «poner en marcha las reformas necesarias».
Sostuvieron que si la situación de los sistemas jubilatorios «no se modifican, las consecuencias pueden ser severas», y advirtieron que «hay países cuyos generosos sistemas públicos de pensiones pueden llevar a las finanzas públicas a una difícil situación». «Deben considerar pasos como limitar las jubilaciones tempranas, que reduciría las vulnerabilidades de largo plazo», añadió la entidad.
«En las economías más desarrolladas, donde las pensiones han sido en gran parte reformadas, las simulaciones sugieren que el aumento de la edad de jubilación en cinco años (del promedio actual de 63 a 68 en 2050) cerraría la mitad de brecha proyectada en relación a lo que perciben jubilados de hoy», se añade, y agrega que si los jubilados «aportaran un 6% adicional de sus ganancias cada año, cerrarían la otra mitad de la brecha».
Como se adelantó aquí, propuso sustituir jubilaciones con el fomentar el ahorro voluntario y adoptar políticas que alienten a las personas a prolongar su vida productiva». Y dijo que países emergentes, como la Argentina, «también podrían fomentar más el trabajo en el sector formal».